martes, 20 de noviembre de 2012

Nuevas perspectivas en biocombustibles gracias a un proceso para convertir etanol en ácido caproico

Los biocombustibles representan una buena oportunidad para llevar al mundo a reducir su dependencia del petróleo. Sin embargo, aún falta bastante para llegar a la meta. Ésta no es sólo idear procesos para la producción de combustibles líquidos en cantidades industriales y al costo más bajo posible, sino también lograr que reúnan las mejores características energéticas para así permitir que reemplacen al mayor número posible de combustibles fósiles. Valerse de métodos microbianos para hacer conversiones químicas complejas que conduzcan a combustibles más energéticos es una vía de máximo interés para los ingenieros.
Un grupo de investigadores ha diseñado ahora un proceso microbiano para transformar etanol en ácido caproico, un ácido carboxílico muy valorado por ser un versátil precursor de combustible.
Una vez perfeccionado el nuevo proceso, no debería haber ningún obstáculo técnico importante para que se le pudiera integrar en la infraestructura de las fábricas de etanol.
El trabajo de investigación y desarrollo de este nuevo y prometedor proceso lo ha llevado a cabo el equipo de Largus Angenent de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York.
El etanol ya es un biocombustible ampliamente utilizado, pero su fabricación es costosa debido a que es soluble en agua y requiere destilación, un proceso industrial que consume mucha energía. Además, el etanol se puede usar como combustible para automóviles, pero no para aviones.
El ácido caproico tiene bastantes ventajas sobre el etanol: Repele al agua, por lo que es más fácil separarlo de ésta en el proceso de purificación. También es más versátil, ya que tiene usos potenciales muy diversos, por ejemplo en comida para animales o como agente antimicrobiano.

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